
James Pearson ha perfeccionado una técnica precisa de escalada y control del cuerpo durante décadas. Sin embargo, la paternidad lo ha ayudado recientemente a adoptar una nueva habilidad, «el flow». Dejar de lado las preocupaciones sobre el control o el fracaso y escalar para su propio disfrute fue crucial para cerrar «Bon Voyage», un proyecto de dos años considerado posiblemente como la ruta tradicional más difícil del mundo.
El Flow es un concepto familiar para muchos escaladores: una forma de concentrarse, relajarse y descansar después del trabajo y los fines de semana. Está envuelto en la pasión tácita que une a nuestra comunidad. Para otros, el Flow es el pináculo del rendimiento mental, donde su cuerpo y mente entrenados toman el control, y sobresalen sin el pensamiento consciente, el peso del rendimiento o la preocupación por el fracaso.
James conoce bien la teoría del flujo, pero estudiar psicología e implementar una práctica que requiere que apagues tu mente y dejes de lado los miedos o el control es un asunto diferente. En un giro de los acontecimientos casi contradictorio, las limitaciones de tiempo y el cambio de prioridad de la paternidad permitieron a James desbloquear su Flow.
Al convertirse en padre, la preocupación de James era tener la capacidad de equilibrar el rendimiento de la escalada con la atención que pretendía de sus hijos. Mientras él y Caroline criaban a su primer hijo, el peso del agotamiento y las lesiones se acumuló, y James comenzó a dar la espalda a sus metas de escalada para perseguir el sueño de ser un gran padre. Sin embargo, dejar de lado estas expectativas atléticas trajo una nueva luz a su escalada. Mientras él y Caroline comenzaban a adaptarse a un nuevo estilo de vida, James se embarcó en su primer proyecto difícil sin preparación ni expectativas. Esta falta de presión podría haber sido el ingrediente final necesario para comprender cómo dejarse llevar por completo, saborear el proceso y simplemente disfrutar del tiempo libre escalando.
Desde esta primera experiencia, James ha escalado algunas de sus rutas más difíciles, incluida «Bon Voyage», posiblemente la escalada tradicional más difícil del mundo. Ahora nos lleva en su viaje para aprovechar Flow y equilibrar la alegría de escalar con la paternidad.






Fotos y vídeo de Raphaël Fourau