
El alpinista y escalador de Sestao, nacido en 1935, fue uno de los más destacados representantes de la generación de los 50-60, a nivel mundial, y su influencia ha sido muy importante en los alpinistas de la generaciones posteriores.

Sus comienzos fueron en Atxarte, en donde realizó numerosas aperturas, pero su prestigio se forjó en Picos de Europa. Allí realizó, en la mayoría de ocasiones en cordada junto a otro pionero de alto nivel, Pedro Udaondo, actividades tan importantes como la 1ª invernal al Picu Urriellu, o la apertura de la Canal del Pájaro Negro en la Cara Sur de la Peña Santa de Castilla en 1958. Además de repeticiones alpinas que le situaron en la vanguardia del alpinismo europeo de la epoca, realizó mas de 60 aperturas en diferentes paredes y cordilleras.

Atraído por la forma de entender el alpinismo y la vida de Walter Bonatti, repitió muchas de sus vías, muy poco escaladas en ese momento: Pilar Bonatti al Petit Dru en 1961, cara este del Grand Capucin, Mont Blanc por la Brenva y la Aguja Blaitière, Aguja del Peine en 1962, o en 1965 el Mont Blanc por la vía Major. En 1963, participó en el rescate de los cuerpos de Rabadá y Navarro en la norte del Eiger.
Fue elegido director técnico de la primera expedición vasca a la Cordillera Blanca de Perú en 1967, en el que además de coronar el Atunrraju (5.987m) que era la montaña más alta de los Andes que permanecía inescalada, alcanzaron la cima del Ayunkurraju y el Uchurraju. A su regreso fueron expulsados de la federacion española, por subir una ikurriña a la cima. También formó parte del grupo de alpinistas vascos que estuvo a punto de alcanzar la cumbre del Everest en 1974, en la expedición Tximist.

Desde estas páginas queremos mostrar nuestro reconocimiento y profundo respeto por un alpinista íntegro.
Descansa en Paz, Angel.