
Hace aproximadamente un año comprendimos la necesidad de luchar por los derechos del colectivo LGBTIQ+. A día de hoy siguen siendo más de 70 países en los que la homosexualidad, bisexualidad y transexualidad no está legalizada ni tiene leyes que regulen los delitos de odio, la discriminación laboral o incluso las agresiones físicas, llegando en otros 12 hasta la pena de muerte. Esto sin hablar de que en todos los países, sin excepción, hay discriminación sobre todo en las escuelas, lo que es un problema gravísimo.
Son muchas las personas que se cuestionan por qué existe la festividad del orgullo o incluso el día contra la homofobia; quienes ven innecesario manifestarse, reivindicar y luchar por nuestros derechos, que los mismos que los de cualquier otra persona independientemente de su sexo, raza, color de piel, identidad sexual, orientación sexual, creencias o religión. Hasta el día en el que vivamos en igualdad y las personas dejen de verse reprimidas u oprimidas para mostrar quiénes son y cómo se sienten, estos eventos seguirán siendo necesarios y se mantendrán a la orden del día en todas las ciudades del mundo.
Durante todo este tiempo hemos utilizado nuestras actividades en la montaña, presencia en redes sociales y medios de comunicación para tratar de transmitir un mensaje de igualdad, con el fin de normalizar y visibilizar la homosexualidad en el deporte.
A día de hoy, estamos hartos de escuchar en los pies de vías microhomofobismos en forma de “ánimo” o como acicate para seguir subiendo, leer comentarios homófobos en redes sociales o ver videos de agresiones físicas por mostrar su orientación sexual o identidad de género.
A pesar de que personalmente no hayamos recibido mensajes de odio por nuestra orientación sexual o no hayamos vivido agresiones físicas por ser pareja, creemos esencial seguir luchando por todas las personas que a diario sufren este tipo de violencia, que son muchas más de las que nos imaginamos.
Desde el día en el que mostramos nuestra forma de vivir y sentimientos, han sido muchas las personas del colectivo escalador, alpinístico y montañero, de distintas partes del mundo, las que han confiado en nosotros para dar un paso adelante en sus vidas, superando sus miedos y empezando a sentirse quienes son y a amar a las personas que realmente aman y nos alegra haber contribuido a ello, pero creemos que hay que seguir trabajando duro en este sentido.
Estamos seguros de que sigue habiendo muchas personas reprimidas que tienen miedo de contarlo y, precisamente, en el mundo de la montaña casi más y eso es por que es un mundo en el que no está normalizado. En la vida no está normalizado, en el deporte no está normalizado y en la montaña mucho menos . Esto es una pena, no podemos permitir que haya personas que vivan toda su vida reprimidas. Hay que demostrar que ese miedo no tiene por qué existir y hay que introducir la homosexualidad, la bisexualidad y la transexualidad en la normalidad y la normalidad llegará cuando no tengas que contar que no eres heterosexual y cuando esto deje de darse por hecho que eres heterosexual. Quedan muchos años de lucha, pero hay que conseguir erradicar los miedos, las discriminaciones, los insultos, las agresiones… y la expresión “salir del armario” que nunca tuvo que existir.
Para terminar, abrimos una pregunta que queremos que os hagáis internamente y os respondáis sinceramente: ¿Te extraña cuando alguien te dice: “soy gay”, “soy lesbiana”, “soy bisexual”, “soy transexual” …? No debería. Es un pensamiento que hay que cambiar y nos atrevemos a decir que hay que cambiarlo tan radicalmente, no porque sea el nuestro, si no porque no puede haber otro. No es una ideología política o religiosa, es así y no hay más.
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